La provincia de León y sus truchas

La Provincia de León y sus truchas

La trucha “Salmo trutta fario” ha formado parte de la vida leonesa desde hace cientos de años, tanto en su faceta histórica, como en la gastronómica, económica y deportiva. Por esto hoy queremos hablaros de la Provincia de León y sus truchas.

Si nos remontamos al año 1624, encontramos a Juan de Vergara que escribe uno de los primeros libros sobre el montaje de 33 tipos de moscas ahogadas siguiendo las indicaciones de Lorenzo García, pescador de Astorga. El Manuscrito de Astorga es un fantástico tratado que refleja el tipo de pesca que se ha utilizado en León desde hace siglos y ha llegado hasta nuestros días.

Algo más tarde en 1825, Luis Peña sigue esta labor con la presentación de 41 moscas que él mismo fabricaba para pescar con ellas.

En ambos tratados se hace mención al fantástico gallo de León, que produce las mejores plumas del mundo, la zona del Curueño, La Vecilla, La Cándana o Boñar, es donde se encuentran los mejores criadores de estas aves, aunque no se sabe con certeza a que se debe su calidad, lo más probable es el microclima especial de estas zonas. Se ha tratado de exportarlos a otros países sin ningún resultado, son de León y punto.

Son muchas las referencias que tenemos sobre la legislación de la pesca de nuestra pintona, Carlos I en 1537 prohíbe la pesca en los ríos del Reino de León en época de freza y algo más tarde aparecen las leyes sobre pesca furtiva o elementos prohibidos para ejercerla.

Los ríos de León estaban controlados por los Reyes, que entregaron el control de la pesca de la trucha a los señoríos, monasterios y otros centros de poder, que dictaron numerosas normativas sobre la pesca y su regulación.

Nuestra provincia cuenta con más de 3000 kilómetros de ríos y hasta hace muy pocos años los cotos leoneses estaban considerados los mejores de Europa, entre otros muchos Santa Marina en el Órbigo, que prácticamente llegó a desaparecer.

Desgraciadamente y por múltiples motivos, entre ellos la inoperancia de las diferentes administraciones que introdujeron irresponsablemente especies foráneas que han destrozado la fauna local.

Esto, unido a la pesca furtiva, la contaminación, la proliferación de nutrias, visones, cormoranes, lucios, etc. han dejado semidesiertos los ríos que fueron una fuente de riqueza y alimento para nuestra provincia, hasta el punto de tomar este año la decisión de eliminar la pesca con muerte en los tramos libres, cuando hace relativamente pocos años eran un hervidero del preciado animal.

La pesca con mosca ahogada, denominada pesca a la leonesa, se ha extendido por todo el mundo. Recuerdo un día en el Rio Yakima del Estado de Washington, con una caña de juguete y unas botas de jardinero con la punta roja, pasaban unos pescadores con equipos de lujo y me comentaban que no se daban, que no era el día. Coloqué unas cuerdas que había llevado de León y salía una trucha en cada lanzada. Posiblemente como no las conocían era más fácil engañarlas. Allí me hicieron dejar los aparejos que impresionaron a los americanos por su efectividad.

Llevo pescando más de 40 años, empecé con mi padre y mi tío y siempre con este sistema, he probado la cucharilla, el cebo y la mosca seca, pero no terminan de gustarme. A los cinco minutos ya tengo puesta la cuerda de moscas ahogadas, esa obra de artesanía de preciosos colores y he olvidado todo lo demás.

No es el lugar para las miles de anécdotas que da lugar este deporte, vamos a lo nuestro, la muy extensa gastronomía basada en la trucha leonesa, con sus múltiples maneras de prepararla.

Fritas, sobre todo las de ración; las grandes al horno; las insuperables sopas de trucha típicas de la zona del Órbigo; las truchas laureadas, con mucho pimiento y pimentón; escabechadas; guisadas; el repertorio es interminable.

La provincia de León y sus truchas

Hasta postres, como la tarta de truchas inventada en el siglo XIX por Nicanor Rodríguez, el de los Nicanores de Boñar, un dulce elaborado en el horno, con hojaldre y trucha frita, muy original.

Junto a esta gastronomía fundamental para la provincia de León, está la propia del pescador. Hace años siempre salíamos del río en las horas que las truchas bajaban su actividad y comíamos en los restaurantes aledaños, que prácticamente basaban en ello su negocio.

Hoy día con el extraño cambio de costumbres de nuestras truchas, salvo contadas ocasiones, no abandonamos el rio y con nuestra cesta de camping organizamos nuestros almuerzos en su orilla, eso sí, bien pertrechados.

Nada hay más agradable que sentarte en una sombra al lado de la corriente, sacar un embutido leonés y un rosado frio de “Prieto Picudo”, el ultimo que llevamos la semana pasada fue el tan aclamado “Albanto” elaborado por un amigo y con el que brindamos por un gran día de pesca. Después, una siestecilla y a esperar la postura de la tarde o un buen sereno, si es que lo hay.

En tantos años de ir al rio aprendes a tomarte las cosas con filosofía, la época de las grandes pescatas pasó a la historia y aunque soy partidario de la pesca sin muerte, a nadie le desagrada llevarse a casa un par de buenos ejemplares, precisamente para continuar con esa tradición gastronómica que no debe perderse.

Un evento muy importante en nuestra provincia es la Semana Internacional de la Trucha, uno de los actos más importantes, tanto deportivo, como gastronómico. Recuerdo asistir a ella casi desde sus comienzos y siempre fue un acontecimiento de máximo nivel. Por aquí aparecían pescadores del mundo entero, un turismo de calidad que daba a conocer León fuera de nuestras fronteras.

Con el tiempo, su mala gestión y la falta de salmónidos, la Semana ha ido decayendo y su concurso gastronómico, el de mayor renombre y más antiguo de España, prácticamente desapareció, está por ver si las nuevas medidas adoptadas logran remontarlo.

No quiero dejar de hablar de una magnifica iniciativa coordinada por mi amigo y gran pescador Enrique Ramos Plaza, el Aula del Rio de Vegas del Condado, un lugar para el aprendizaje y el entretenimiento. Su labor didáctica dirigida a la juventud es fundamental si se quiere mantener la pesca de la trucha en los ríos de León.

He pasado en el rio muy buenos momentos acompañado de excelentes amigos, que con mayor o menor pericia, es lo menos importante, han hecho que los días de pesca fueran especiales. Entre otros muchos quiero recordar a Gabriel Ramos Plaza y Julio Llamas, ambos fallecidos y Niro Vizán con el que aun pateo las orillas, sin otra finalidad que la de pasar un día agradable. Si engañas alguna pieza, mejor.

Decía Henry Wotton muy acertadamente: «La pesca es un descanso para la mente, una alegría para el espíritu, una distracción para la tristeza, un calmante para los pensamientos inquietos, un moderador de pasiones, una fuente de satisfacciones que engendra hábitos de paz y de paciencia en todo aquel que la profesa y la practica».

Por José Cañedo.

Fuente imágenes: Las cosas del Comer, OkDiario

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