¡Ha pasado medio mes!

Serán las circunstancias en las que vivimos, la situación política o más bien la económica, que nos hace vivir los días «de dos en dos».

Ya hemos pasado los primeros quince días del mes de marzo, la próxima semana comienza la primavera, la Semana Santa un año más pasará «sin pena ni gloria» pero la vida sigue, las empresas tenemos que tirar de este carro en el que en su día nos enganchamos y que ahora nos han llenado de… «de todo».

Seguimos con las colaboraciones de los «integrados» en este proyecto que os invitamos a participar y a hacer llegar a todos. Seguimos informando de las acciones que las distintas empresas nos ofrecen, seguimos haciendo un trabajo de comunicación y colaboración interna para apoyarnos y poder generar negocio.

RBH Global, sigue con nosotros en su proyecto de patrocinio de estas comunicaciones. Nos aporta su experiencia, sus profesionales y nos abre la ventana a contar con su ayuda en cuantas cuestiones legales se nos plantean diariamente.

Como ellos nos recomiendan: ¡Utilicemos sus recursos! Os dejamos con la columna gastronómica de hoy de mano de Pepe Cañedo.

El Santo potajero de La Bañeza

Desde tiempos inmemoriales cada Miércoles Santo se celebra en La Bañeza un famoso y bonito evento gastroreligioso, por llamarlo de alguna forma, declarado de Interés Turístico Provincial y de los más antiguos de la provincia de León.

En nuestra provincia no hay fiesta que no vaya acompañada de alguna buena zampada como podemos comprobar en todos nuestros pueblos, somos muy aficionados a la gastronomía.

En este caso nos referimos al Santo Potajero, se trata de una tradición creada por la cofradía bañezana de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad, cofradía que data del año 1550. Esta se hacía cargo de todos los gastos y en caso de que no tuviera fondos lo pagaba el juez de la entidad.

En aquellas épocas se trataba de dar de comer a los pobres y a los presos después de la misa y de una pequeña procesión del Nazareno que da el nombre a dicho santo. Los seguidores de esta procesión entonaban y ahora siguen entonando el cántico “Santo Potajero lléname el puchero, llénamelo más que está por la mitad” golpeando la escudilla con la cuchara. Muy impresionante.

Los estatutos de la cofradía mencionan que, deben ofrecer a los pobres, tres comidas al año en las tres Pascuas, y recomiendan, refiriéndose a los presos: “para cuyo buen orden y razón el Abad vaya la víspera de cada Pascua y sepan cuántos pobres hay en la cárcel y conforme hubiere les dé una olla de vaca y carnero y algún principio, conforme al tiempo”.

El menú consta de potaje de garbanzos con arroz, acompañado de una tajada de bacalao al ajo arriero, pan, una pasta y una naranja, todo regado con vino de la tierra. Más que suficiente para satisfacer a esta pobre gente medio muerta de hambre, que además de saciar el apetito eran aseados en la iglesia por los propios cofrades.

Hoy día, los “pobres” se han multiplicado por cientos, el coste para los asistentes es mínimo y se destina a pagar la escudilla de barro y la cuchara de madera que se utiliza en la comida.

Los días anteriores al festejo se prepara la leña, las vigas de hierro para colgar las perolas y las mujeres autorizadas por el juez hacen la compra de todo lo necesario para dar de comer: 160 manadas de cebolletas o porretas, 12 kg de ajos, 35 a 40 manadas de perejil, 20 kg de sal gorda y 1 kg de pimiento picante “para fregar las perolas”.

También se necesita para cocinar el potaje: 210 kg de bacalao, 300 kg de garbanzos que “tienen que ser antes probados con antelación por el Juez”, 120 kg de arroz, 18 kg de pimiento, 140 litros de aceite de oliva 4º. Incluyendo además 290 barras de pan, 325 kg de naranjas, 45 kg de pastas y 8 cajas de vino. Todo ello para unas 4000 raciones, pero sigue aumentando la popularidad año tras año por lo que se tendrá que incrementar la cantidad de alimentos.

Un año más, hay que conformarse con comer en casa, como ya lo hacían algunos bañezanos antes de la pandemia desgraciadamente, al igual que otros tantos actos, no podrá celebrarse la fiesta ya que el maldito coronavirus la ha chafado, pero esta tradición ancestral se recuperará con más esplendor si cabe.

José Cañedo, Secretario General de la Academia Leonesa de Gastronomía.

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